La medida afectará a cerca de 700 trabajadores de las fábricas de A Coruña y Avilés en las que se registran pérdidas. La compañía mantiene la actividad en la planta de Lugo
La multinacional Alcoa ha anunciado este miércoles a su comité europeo la decisión de cerrar dos plantas en España, las de Avilés y A Coruña, que emplean, respectivamente, a 317 y 369 trabajadores. La empresa, que ha explicado a los trabajadores el inicio de un “procedimiento de despido colectivo” apelando al elevado precio de la energía y de la alúmina, la materia prima, que han provocado pérdidas en ambas factorías, mantiene su producción en la planta de San Cibrao (Lugo), que produce tanto aluminio como alúmina. Aunque inesperado, el anuncio no ha sorprendido a los trabajadores: sus representantes sindicales sostienen que la multinacional ha ido dejando morir ambas plantas sin realizar apenas inversión en ellas, lo que ha provocado una “progresiva pérdida de competitividad”.
Los comités de empresa sostienen que el cierre lleva cuatro años sobrevolando estas dos plantas de Alcoa en España: desde que la multinacional tiene que acudir a una subasta anual en competencia con otras grandes industrias intensivas para conseguir bonificaciones en su tarifa eléctrica.
A finales de 2014 la empresa presentó un ERE de extinción para los 800 trabajadores que sumaban entonces las factorías de A Coruña y Avilés tras haber obtenido menos incentivos económicos de los esperados para hacer frente a los gastos en la subasta de interrumpibilidad. El órdago funcionó: el Gobierno organizó otra puja que satisfizo a Alcoa y esta retiró el ERE. Dos años después, Alcoa amenazó con vender ambas fabricas El anuncio, frustrado también, coincidió de nuevo con la inminente subasta de energía.
El pasado mes de junio, el presidente de la multinacional, Roy Harvey, visitó la planta asturiana y advirtió de que hacían falta cambios en los altos precios de la electricidad que dese entonces no han hecho más que subir. El incremento del precio de la materia prima y de la energía incide de forma grave en la empresa que ya anunció pérdidas para este año y prevé una situación similar para el próximo.
Los trabajadores aseguran que la compañía ha sometido a las plantas de Avilés y A Coruña a un progresivo abandono. Hace apenas cinco meses, el presidente del comité de empresa de la de A Coruña, Juan Carlos López Corbacho -representante de los 369 empleados que quedaron tras el despido de un centenar coincidiendo con la primera subasta de interumpibilidad realizada en 2014- constataba la pérdida progresiva de competitividad de la fábrica.
Corbacho alertaba públicamente de que la electricidad suponía el 40% de los costes de producción para la multinacional y que el marco energético para la gran industria en España no ofrecía seguridad en el largo plazo por lo que las plantas españolas iban debilitándose mientras la empresa se escudaba en ese contexto de incertidumbre para no renovarse.
En el caso de la planta coruñesa, el deterioro era “palpable”, según Corbacho, tanto en las instalaciones como en la competitividad por lo que el sindicalista reivindicaba un modelo energético “estable”. De forma similar, la compañía ha ido reduciendo progresivamente la producción en la fábrica de Avilés a medida que se incrementaba el precio de la electricidad.
Ahora, la empresa aduce “problemas estructurales productivos y tecnológicos” de las dos plantas entre los que cita “su menor capacidad de producción, una tecnología menos eficiente y elevados costes fijos” y destaca que estos problemas estructurales, unidos a factores externos de mercado, como la sobrecapacidad de producción de China, el elevado precio de las materias primas y el coste de la energía, “han generado pérdidas significativas en estas plantas en los últimos dos años. Pérdidas que previsiblemente continuarán”.
La situación en la factoría de Lugo, con 1.600 trabajadores, es diferente. La compañía “puede hacer frente a los malos resultados de la planta de alúmina con los beneficios que obtiene con la de aluminio, por lo que aquí no hay pérdidas”, sostiene el representante sindical de la CIG en el comité de empresa, José Manuel Peña. Los trabajadores de la planta lucense han manifestado a la dirección su “total descuerdo” con el cierre de las otras dos factorías.
El Gobierno insta a la empresa a negociar
Tanto la Xunta de Galicia como el Principado de Asturias han rechazado la decisión y el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, ha responsabilizado al Gobierno por no haber gastado “la partida económica reservada en los Presupuestos Generales de 2018 para empresas electrointensivas”. Por su parte, el presidente asturiano, Javier Fernández, ha reprobado “la insólita forma de proceder» de la compañía que, asegura, hasta ahora no había advertido “por ningún medio” de esta posibilidad.
El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo ha mostrado su sorpresa y preocupación por el anuncio toda vez que, sostiene, la empresa “nunca había informado de que podía adoptar una decisión en este sentido» en las reuniones mantenidas en los últimos tres meses y ha pedido a la compañía que inicie un proceso de negociación para buscar alternativas al cierre de las plantas y los consiguientes despidos masivos.
En Marea, PSdeG y BNG han instado a Feijóo a que encabece una negociación con la multinacional al tiempo que reclaman el compromiso de todos los responsables públicos para impedir el cierre y los despidos.
Por su parte, los representantes sindicales emplazan al Gobierno y a la Xunta a que “presionen” a la empresa para que retire el expediente colectivo y busquen la fórmula de hacer viable una industria estratégica en la que “se hace aluminio de calidad”.. El delegado de UGT en la fábrica de A Coruña, Juan Paseiro, apunta que ambas instituciones tienen capacidad para resolver este problema «a través de la tarifa eléctrica».
Los sindicatos recuerdan que Alcoa comenzó en España con 11 plantas de las que ya solo quedan tres mientras la compañía apuesta por instalarse en otros países, como Noruega, en los que la producción le resulta más rentable.
Los trabajadores, que preparan movilizaciones, han comenzado este mediodía a concentrarse en la entrada de la fábrica para impedir la salida de camiones. El presidente del comité de empresa en la planta de A Coruña, López Corbacho (CC OO), ha dejado claro que los trabajadores van a “responder” ante la decisión del cierre.